Acaba de suceder un hecho inusitado en Chancay y me provoca
cierta reflexión, la Policía Nacional del Perú ha incautado un camión con más
de 120 kilos de clorhidrato de cocaína. Algo así no se ve hace varios años en
esta apacible ciudad.
Más tarde de esa cobertura me fui a la Playa Chorrillos y
pude apreciar el “sunset”, poca gente ya en la arena, niños jugando, el
serenazgo transitando por ahí y me salta la pregunta, qué pasó en Chancay,
cuándo una ciudad tan tranquila pierde su belleza, sobre todo si me tocó ver a
un drogadicto en la avenida Primero de Mayo, como parte de la miseria humana
que también tiene esta ciudad.
Ahora la pregunta cambia, qué pasó con nuestra sociedad,
cuándo perdió su belleza, por qué nos conformamos con generar dinero a través
de la droga, elaboración, comercialización, consumo y degradación humana, tanto
para el que se hace millonario con todo eso y para quien termina siendo el
último eslabón: el adolescente que ingresa dicho mundo con la convicción que
eso le hará más hombre, más poderoso, con padres en el extranjero que sólo
envían dinero para la futura casa de cinco pisos, pero que ni saben dónde pasan
la tarde sus hijos o hijas; padres que abandonan a la esposa y por ende a los
hijos y ni siquiera se acuerdan que los tuvieron para protegerlos hasta que
alcance la adultez y madurez necesarias que les permitan subsistir en esta
vida, que cada día trae más complicaciones que cosas gratas.
Dónde queda eso que nos enseñaron en el colegio “la familia
es la célula básica de la sociedad”. ¿La familia? Desintegrada, ah no ahora se
llaman disfuncionales. ¿Básica? Lo básico se relaciona ahora con tener lo del
día, para comer, ¿sociedad? Ahora también se le llama indiferencia.
Esta sociedad se está pudriendo, es un hoyo que va jalando
adolescentes, jóvenes y adultos a la droga, que mal, ¿dónde está la solución,
cuál es nuestro aporte para cambiar esto?
Pienso que todo comienza en la niñez, si no tenemos niños
criados con padre y madre juntos, con estimulación temprana, con vacaciones
útiles, con necesidades básicas satisfechas, con buena educación, dedicación,
poco o nada esperemos de ellos de aquí a diez años. Esta sociedad podrida los
absorberá sin remordimiento.
Publicado en la edición 59 del Periódico Líder de Chancay.